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El novillero local salió a hombros tras pasear las dos orejas del novillo obtenido en suerte, triunfo que compartió junto al murciano Antonio Aparicio
Novillada muy a modo de Osborne, noble pero escasa de fuerza, en la que los jóvenes dejaron su impronta en el coso algabeño. Manuel Díaz, con oficio, emborronó su larga labor con la espada. El local Nicasio Carbonell, muy arropado por sus paisanos, firmó una faena de menos a más, con demasiadas distancias y un mal espadazo, aunque paseó dos orejas. También fue premiado con dos orejas Antonio Aparicio, en una faena extensa, plagada de los recursos del toreo moderno. Más bullidor en los tres tercios resultó el levantino Hugo Masía, que entraba por la baja de Daniel Artazos y logró cortar una oreja.
En lo ganadero, se lidiaron cuatro erales de Herederos de José Luis Osborne Vázquez, bien presentados, nobles y flojos en conjunto. Destacó el segundo, Distinguido-34, burraco, del guarismo 3, premiado con la vuelta al ruedo.
La plaza de toros de La Algaba registró lleno en la zona de carros y casi lleno en la parte de obra en una tarde calurosa. Antes del festejo se soltaron dos becerras para los alumnos más jóvenes de la Escuela Municipal. Destacó también la lidia de Luis Germán Navío al primero y la magnífica interpretación musical de la Asociación Musical de La Algaba, dirigida por Carlos Guillén. Al término del festejo, Nicasio Carbonell y Antonio Aparicio salieron a hombros.
